¿POR QUÉ ENFERMAMOS?



Parte 1 de 2

Introducción

La forma en que comprendemos las enfermedades fue cambiando desde cuando las considerábamos algo sobrenatural, pasando por ser castigo de los Dioses o de la misma naturaleza,  creyendo que se explicaban a través de la idea del “miasma” griego o por el aire pútrido de la edad media. Más tarde se tuvo certeza de que en la etiología de las enfermedades existía una mala nutrición,  hasta llegar a la amplia comprensión actual de la medicina, que va desde la Teoría Microbiana, pasando por la sicosomatización y llegando hasta las explicaciones de la siconeuroinmunologia que nos dice que la enfermedad surge como siendo una falla adaptativa del ser frente al sufrimiento existencial.






Cada época tiene su explicación de las cosas y las enfermedades no son la excepción. Vamos intentando comprender las causas para de esa manera encontrar la mejor forma de tratar esas enfermedades. Sea con oraciones, con sacrificios y promesas, alimentos, antibióticos y vacunas, autoconocimiento, etc.,…

Pero… Porque es que enfermamos, no tiene una respuesta única y mucho menos simple. En realidad, es todo lo contrario.

ENFERMAR… ¿ES UN HECHO “NATURAL”?

Puede ser cualquier enfermedad. Una gripe, un problema pulmonar, una anemia, enfermedades que vienen y van sea porque trabajamos mucho, porque nos alimentamos mal, porque ya estamos propensos por no haber curado bien un problema anterior, porque heredamos tal o cual flaqueza,…en fin, todos estos son males sufridos y tratados alternadamente… Tratados con naturalidad. Como algo que sucede… Como una consecuencia simple del exceso de estrés…, etc.,…

Hay que diferenciar también que envejecer no es enfermedad. Así que hay que tener claro conceptos como la senectud  y como la senilidad. En uno el envejecimiento transformas el cuerpo, envejece pero gradualmente y sin alteraciones crónicas, emocionales o mentales. Ya en la senilidad, el proceso de envejecimiento es más veloz y es acompañado por confusión mental y por el advenimiento de enfermedades crónicas imposibilitantes. Aún así, los cambios corporales, las disfuncionalidades, las limitaciones del cuerpo y de la mente que entra en años no son una enfermedad… 
Bien… Como mucho de lo que pensamos y decimos es automático, acabamos por creer que enfermar es una cosa simple y como tal, posee una causa simple y directa. Más, debemos decir que esta afirmación, pocas veces está cierta y muchas veces no lo está.
Si preguntamos a una persona porque está con dolor de cabeza, puede ser que culpe al barullo, a la falta de descanso, a una gripe… otros dirán que es porque hace calor o porque la comida les “cayó” mal. En tanto que algunas personas simplemente responderán que no se hacen la más mínima idea. El dolor está allí y ya fue o será combatido con uno de esos analgésicos de fácil adquisición. Si preguntamos a otra persona porque es que se resfrió, nos dirá posiblemente que “pegó” de sus hijos y que ellos a su vez “pegaron” en la escuela, o dirán que debe de haber sido un contagio en el transporte colectivo, o culparán a las noches mal dormidas o al aire acondicionado del trabajo…


Podemos entonces ver en el tipo de respuestas simples como es que le atribuimos un origen simple y directo a nuestros males de salud. En un caso se culpa al medio (barullo, aire acondicionado) en otro caso el origen es más social (escuela, transporte colectivo…), en otro contagio microbiano (hijos y escuela) y en otros casos la causa de la enfermedad se atribuye al estrés que surge en el cuerpo por estar enfrentando a otras enfermedades o momentos difíciles en el trabajo, o hasta por no poder descansar como es debido. Y mismo cuando no hay muchas explicaciones la enfermedad puede hasta ser tratada como un accidente. Algo que sucede sin que se sepa bien porqué.

Pero algo está errado. Enfermar, no es algo que se pueda tomar de forma irresponsable. La salud no es algo con lo que debamos ser leves o poco precisos.
Cualquier síntoma debe ser tenido en cuenta y mucho más una enfermedad, porque es la forma que nuestro organismo tiene de mostrarnos que algo no está bien. Un dolor, una fiebre, gusto amargo en la boca, sensación de cansancio, así como muchos otros síntomas son el anuncio de la disfunción que puede más tarde transformarse en enfermedad y el descuido puede  llegar a afectar nuestra calidad de vida o inclusive llevarnos a la muerte.

¿QUÉ ES ENFERMEDAD? ¿QUE ES SALUD?

“La enfermedad es la alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debida a una causa interna o externa” nos dice la OMS.
En tanto que la OMS dice que salud es: “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Al definir de esta forma a la salud, queda claro que para tener salud no basta con no estar enfermo. Tener salud es un concepto más amplio (por aquello de que somos mucho más que la suma de las partes).

Debemos tener en cuenta además que cada individuo es un universo. El “ser” de ese individuo se estructura para algunos desde la interacción energética, fisiológica y emocional prenatal, para otros sucede en la endoculturación y otros aseguran que ese proceso posee incontables vidas de duración. Sea cual sea el camino para la formación del “ser”, del “ser total”, aquel que podrá llegar a enfermarse, las variables que componen su sistema de creencias, su actitud ante la vida, sus expectativas, sus características fisiológicas, su genética, su complexión, sus metas y objetivos, su historia… todas esas variables, lo harán un ser único. Por lo tanto cualquier estímulo aplicado a seres distintos tendrá reacciones diferentes. Y de hecho dos personas diferentes que coman mal y dos personas diferentes que trabajen mucho, no van a enfermarse de la misma forma. Es probable que alguno de ellos ni se enferme… Hay personas que viven en lugares sin condiciones sanitarias que crecen inmunológicamente más fuertes que otras que viven casi que en una burbuja aséptica, así como hay personas que viven años con gordura en el hígado sin enterarse.

¿Qué es entonces lo que nos enferma?
¿Por qué es que enfermamos?
O tendríamos que preguntarnos… ¿Para qué es que enfermamos?

Si nos atenemos a la definición de salud y enfermedad de la OMS, o sea que la salud es un estado de completo bienestar o sea un estado de “equilibrio” y la enfermedad es la alteración leve o grave del funcionamiento normal de un organismo o de alguna de sus partes debida a una causa interna o externa, o sea que es la alteración de aquel equilibrio debido a causas internas o externas, entonces todas las causas enumeradas antes en el texto están correctas. Enfermamos por los microbios, por contagio, por estrés, por intoxicación, por accidente…
Pero no podemos ver en esta afirmación nada de simplicidad. El surgimiento de la enfermedad es complejo y es más una interacción que una sumatoria de causas. No nos cansaremos de decir que es un proceso altamente dinámico en que debemos incluir siempre las diferentes formas de existir del ser: lo bilógico, lo sicológico, lo ambiental, lo energético y lo espiritual para de esta forma llegar a tener una idea real y relativamente eficiente.

Si  todo se explica de forma simple, directa y… superficial; si fuese tan simple comprender el hecho de enfermarnos,… ¿Por qué entonces nos enfermamos?!  ¿Por qué no tomamos medidas simples para permanecer en salud?
¿No sería posible y fácil comer más saludable, descansar más, valorizar nuestra vida de forma más positiva, cuidarnos de los contagios, prevenirnos en salud de las tendencias familiares a enfermar, andar más atentos por la vida…?
Debería… Pero hasta nuestra percepción de salud e inclusive hasta la escala de valores que usamos para diferenciar lo que es de lo que no es fundamental para nuestra vida y salud, conspiran a favor de la enfermedad. Por ejemplo, el no “oír” nuestro cuerpo cuando nos dice que no debemos comer más…; el privilegiar calzado de salto alto para una jornada de trabajo extensa; el sucumbir a la barra de chocolate porque “es más fuerte que yo”; dormir con aire acondicionado fuerte porque “hace mucho calor”, aún sabiendo que sufrimos de sinusitis…, son todas actitudes que nos dicen que estamos en desequilibrio con nuestra realidad. Que estamos fuera de la realidad de nuestro organismo. Estas actitudes nos dicen que estamos dispuestos (irracionalmente, ilógicamente…) a  posponer aspectos fundamentales por otros superficiales. 


Entonces, todos estos factores deben ser tenidos en cuenta, porque todos ellos y otros innumerables factores son parte de la etiología, de las causas que nos llevan a la enfermedad. Pero para enfermar nuestro sistema de defensas, el natural equilibrio de salud de los sistemas homeostáticos deberá fallar. Nuestra percepción de salud debería avisar que algo no está bien y sin embargo no prestamos atención suficiente. 

Algo se interpone entre nuestras sensaciones y nuestra conciencia.

¿QUE DICE LA CIENCIA MÉDICA?

La medicina siempre buscó entender ese proceso y como se expresa a través del método científico lo hace en forma de teorías. En una de ellas, llamada de “Historia Natural de la Enfermedad” (1958), se hace la correlación entre elementos relativamente simples y directos y el propio proceso de la enfermedad.
En un primer momento de esta teoría, en la fase pre-patogénica, se establece una relación que debe de ser de equilibrio entre el huésped (quien irá a enfermar), el/los agente/s (quien facilita el contagio/la enfermedad) y el medio ambiente. Algún factor interviene de forma más drástica e rompe el equilibrio de la trilogía ecológica e se da comienzo a la enfermedad. Un individuo, una comida contaminada, el día y el lugar errado… intoxicación, envenenamiento, infección… lo que fuere. Simple así.
Pero más tarde las teorías comienzan a tener en cuenta otros aspectos no observados hasta el momento.
En la teoría de la multicausalidad comienza a percibirse que el conocimiento completo, acabado, que permita delimitar conceptualmente al proceso de la enfermedad es un hecho imposible. Se empieza a formar la idea de “factor de riesgo” y a ver como la fuerte industrialización trae consigo la idea de poder, de posesión, de calidad de vida y también de división social, de explotación, de agotamiento, estrés y enfermedad.

Se avanza un poco más y a través de su teoría,  Blum y Lalonde (1975-1980) asumen que la enfermedad es producto de 4 factores: Biológicos, ambientales, estilo de vida y sistemas de asistencia sanitaria. Y aún así todo parece ser muy… reduccionista… muy mecanicista… A pesar de esto se trata de una teoría mucho más humanizada y sirve de modelo para la organización y planificación para la salud a nivel de las políticas tanto nacionales como internacionales. Interesante es ver como Lalonde, hace sus cálculos sobre la incidencia de cada uno de esos cuatro factores, y atribuye a lo biológico (siempre en el primer lugar de importancia en la etiología de la enfermedad para la medicina), tan solo el 27%, mientras que asegura que la incidencia del medio ambiente, es de 43%. Bien superior.

La teoría holística de la enfermedad viene definitivamente a contestar al reduccionismo y ampliar aún más el horizonte en el cual encontrar nuestras respuestas.
El holismo (del griego λος [hólos]: "todo", "por entero", "totalidad") es una posición metodológica y epistemológica (estudio de los principios y fundamentos del conocimiento) que postula cómo los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales, lingüísticos, etc.) y sus propiedades, deben ser analizados en su conjunto y no solo a través de las partes que los componen. Así, la base multifactorial de la enfermedad se agranda y extiende hacia lo emocional, lo sicosocial, lo ambiental, lo espiritual, hacia la experiencia de vida, hacia lo que se percibe y la forma en que esas percepciones son ordenadas y estructuradas de forma única por cada ser, etc.,…
La visión holística se encuentra registrada en la medicina entre otros desde 1977 con la teoría bio sico social de Georges L. Engel y más tarde, en 2013 con Juan Diego Maldonado, Doctor en Medicina, humanista y escritor que propone, en su libro "Salud Holística", un modelo interesante y profundo para la visión del holismo en medicina para ser aplicado a la práctica médica. Este modelo se basa en la reformulación de lo que él define como el TRIÁNGULO BIO-PSICO-AMBIENTAL. Propone el cese de las híper-especializaciones médicas disgregacionistas del Ser y sugiere una reintegración de los diversos conocimientos médicos tanto ancestrales, tradicionales como modernos en un gran corpus de sabiduría enfocado en un eficiente proceso de prevención de enfermedades, mejorando la calidad de vida y de muerte de los pacientes sin dejar escapar ninguno de los componentes del proceso de salud-enfermedad. Revaloriza la importancia del ecosistema y de los desequilibrios psicológicos como generadores de enfermedades sin dejar de lado los orígenes propiamente biológicos. Recordemos que no se trata de oponerse sistemáticamente a las formas antiguas de ver a la enfermedad y si de aumentar el cono perceptivo y sumar conocimiento para mejor conocer a la enfermedad y a la salud con el objetivo de mejorar la calidad de vida del planeta.

Pero todo este devenir de conceptos en la comprensción de la salud y de la enfermedad fue pautados 300 años antes.
 Con la ciencia en el comando del desenvolvimiento todo tiene que pasar a ser explicable y demostrado y hasta finales del siglo XX, todo el crecimiento científico se edifica sobre las fuertes bases del Paradigma Cartesiano, reduccionista, pretendidamente objetivo, mecanicista… Todo y cualquier conocimiento debería ser totalmente descripto, demostrable y calculable y absolutamente ajustado a las normas del conocimiento científico.

La visión cartesiana influencia profundamente al conocimiento médico. Sobre todo porque Descarte (una de las bases de ese paradigma junto a Newton e Bacon) separa el cuerpo de la mente en lo que se llamó el “dualismo psicofísico interaccionista”. Descartes, desenvolvió el método científico racional deductivo y defendió el dualismo de la naturaleza: Materia y Pensamiento. Favoreciendo por extensión el dualismo en el ser humano: Cuerpo y Alma. De ahí la famosa frase “Pienso y luego existo”. Descartes fue capaz de distinguir dos fuentes de conocimiento: La intuición y la deducción. Sin embargo para el todo el conocimiento humano dependería apenas de la razón o del pensamiento y jamás de sensaciones o de la imaginación y acabó por considerar que todos los cuerpos materiales, incluyendo al hombre, son máquinas, y por lo tanto, la forma en que funcionan obedecen a las leyes y principios mecánicos. Este y otros pensamientos se unen en la filosofía dominante que consolidó el paradigma que hasta ahora “manda” en el comportamiento de nuestra sociedad: El Paradigma Cartesiano o Newtoniano-Cartesiano y a nivel de las ciencias médicas, este se refleja a través del modelo Biomédico que resiste hasta hoy en día.

Por medio de los conceptos de este paradigma es que más tarde surgen la fragmentación del conocimiento médico y de esa forma las más diversas especialidades médicas, en las cuales el médico profundiza su conocimiento en determinados sistemas y órganos, en áreas cada vez menores del ser, relegando a un segundo plano el abordaje del ser como un todo y dando énfasis a la enfermedad. De esta forma, la ciencia médica necesita fragmentar cada vez más su área de estudio, hasta llegar al punto exacto de la lesión o enfermedad, muchas veces, perdiendo de vista al individuo como un todo.

Podemos afirmar entonces que, a pesar del maravilloso desenvolvimiento alcanzado en los últimos 300 años, con la finalidad de traer paz, salud y confort al ser humano, la ciencia no fue capaz de ayudar al hombre a encontrar la paz, ni la felicidad ni el amor, ni a la salud. Y la medicina sufre de ese mismo mal. Se ha desenvuelto enormemente, ha tecnificado sus instrumentos y avanzado en procedimientos quirúrgicos y de diagnóstico diríamos que absurdamente. Pero no ha podido resolver problemas pequeños como jaquecas, alergias o gastritis (entre otros), así como  no ha podido llevar toda su elocuencia y conocimiento a toda la población, llegando solo hasta aquellos pequeños grupos de personas que tienen dinero como para pagarlos (hay países con un médico para 300, 350 individuos, en tanto que en algunos países africanos esa relación es de un médico para más de 20 000 individuos).

Es posible, digámoslo así, que por lo que estamos analizando, la ineficiencia de la medicina se deba a un problema de diagnóstico, ya que este diagnóstico se elabora sobre un conjunto de informaciones que es casi que exclusivamente biológico; dedicado al estudio de la enfermedad sin pensar lo suficiente en quien es que se enferma. Mientras se desmenuza la patología y se intenta comprender hasta los más mínimos detalles de la enfermedad, se pierde de vista que detrás del órgano o tejido enfermo existe un ser total, de altísima complejidad, poseedor de cerebro, pensamientos, sentimientos y mente.

Y como definir porque enfermamos si de esta manera ni siquiera es posible definir al sujeto de la enfermedad…!? 

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