“PENSAR” NATURAL

  • INTRODUCCIÓN
En este artículo de opinión, pretendemos incentivar una forma de pensar diferente en relación a nuestra salud y a la salud de nuestros seres queridos. Diferente a la actual, dominada por una falsa convicción de accidentes, contagios, fatalidad y medicamentos insustituibles. Porque lo cierto es que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de conducir nuestro cuerpo y nuestro espíritu por los caminos de la salud con extrema facilidad, con extrema economía y “sabrosamente”, a través de una alimentación saludable, haciendo las elecciones apropiadas y conociendo nuestras reales necesidades. En una palabra: Respetándonos.

NO SE PRECISAN OTROS MOTIVOS…

Hemos visto, a lo largo de nuestra experiencia terapéutica, que la mayor parte de los problemas de salud que sufrimos no se relacionan directamente con el ataque de gérmenes, bacterias y virus. Un alto número de pacientes viene a nosotros después de una verdadera "vía crucis", después de años de estar sintiéndose mal y aún así, sin que el servicio médico pueda decir lo que realmente tiene; sin que se pueda definir cual es la enfermedad de la que se sufre o sin que existan formas de tratamiento efectivo. 

Virus y bacterias, contagios de infecciones respiratorias, alergias... son todas formas reales e importantes en ese proceso de "enfermarnos"… pero no son la regla.

La prueba de eso es que muchas veces, vamos al médico y después de analizar algunos exámenes de laboratorio, nos confirma que no tenemos nada. ¡Que estamos sanos! A pesar de nuestros dolores o desequilibrios de salud!

¿Que es lo que sucede entonces?
Porque estamos sintiéndonos mal si es que no tenemos nada... si los exámenes no confirman nuestra "enfermedad".

Bueno... la respuesta es simple de más y, de tan simple, podemos hasta creer que no es cierto.

No siempre nos enfermamos de la misma manera. Puede existir una evolución rápida mas, generalmente nos enfermamos de a poco… Lentamente. Muchas enfermedades tienen un período de incubación, de gestación más o menos extenso y en realidad vamos enfermándonos de a poco... y eso demora. En muchos casos estamos debilitados y de ahí a estar enfermos hay poca distancia. Comenzamos con disfunciones que de a poco se transforman en síntomas inconvenientes, dolores, malestares, disturbios, etc., que disminuyen nuestra calidad de vida sin que sean "enfermedades declaradas". Si no aparecen como enfermedades en los exámenes, si no son detectadas como tales, el médico no tiene aparentemente nada para hacer... Supongo que dentro de la ciencia médica, se aumentaría mucho el riesgo de error médico si se tratasen las enfermedades intuitivamente.
Algunas veces sino casi todas, entramos en un estado patológico que es el camino abierto para el comienzo de muchas enfermedades. Algunas veces, enfermedades oportunistas se aprovechan de esa condición patogénica e del acumulo de toxinas y disfunciones.

Ahí se crea un impasse, ya que no estamos enfermos pero nos sentimos enfermos.
El problema es que aprendimos que la enfermedad es como una avería en el auto. Está andando y de repente una pieza quiebra... el auto deja de andar o anda con problemas. La culpa de percibir la enfermedad de esa forma no es nuestra, es del modelo biomédico que ya nos acompaña desde hace más de 300 años.
”Ese modelo biomédico o mecanicista de la salud nos dice resumidamente que el organismo humano se comporta como una máquina y que una enfermedad es una especie de avería de esa máquina. Nos dice también que corresponde al médico concertar esa máquina”.


 Observar que esta idea resulta de una serie de descubrimientos científicos en todos los frentes de la realidad, que llevaban a pensar que todo obedece a las leyes de la física de Newton.
También resulta de los estudios de anatomía de la época y a la teoría bacteriológica e infecciosa de Pasteur y Koch, que sustenta la teoría de invasión de microorganismos para el surgimiento de la enfermedad.

  
Pero todos sabemos que nos somos máquinas. Somos mucho más complejos que simples máquinas. Los intentos de crear robots cada vez más parecidos con el ser humano cada día mejoran y se perfeccionan, pero máquina es máquina y humano es humano. Las máquinas no tienen deseos, ni tienen expectativas, ni frustraciones ni sentimientos... no tienen espíritu ni espiritualidad...
                                                                                             
Pensar natural viene a sustituir el "pensar" que tenemos hoy por hoy en relación a nuestra salud y a ayudarnos a resolver nuestros problemas de salud a través del camino natural e integral, holístico.

Para comenzar... que significa tener salud?
Para todos nosotros tener salud es no estar enfermos; es poder ir y venir, independientemente, es poder trabajar, estudiar, llevar la vida sin dolores ni enfermedades limitantes.
Según la definición más oficial, que es la de la OMS, salud es el completo bien estar físico, mental y emocional de las personas y no solo la ausencia de enfermedad. Para nuestro gusto, esta definición dejaría afuera de la salud el equilibrio espiritual y/o energético que es en una visión integral del ser, básica y determinante.

Pero esta definición, por más que sea la que más se acerca a una visión humana de la salud, se sustenta en los principios del pensamiento global dominante para todas las ciencias de nuestra época, al cual llamamos de paradigma cartesiano, que ya tiene como dijimos más de 300 años.

La idea de "pensar" natural es aprender a mantener nuestra salud naturalmente, con inteligencia con SENTIDO COMÚN y fundamentalmente disminuir nuestra dependencia médica y medicamentosa.

No escapa o no debería escapar a todos nosotros que existe un número enorme de fallecimientos que se pueden catalogar como erros médicos. Estudios publicados en EEUU confirman esta estadística, considerándola una de las principales causas de muerte dentro de este país.



El Instituto de Medicina de Estados Unidos publicó en el año 2001 un informe bajo el título de "To Err is Human", donde denunciaba que el error médico era responsable de entre 44.000 y 98.000 muertes al año.
Los tratamientos médicos constituyen ya la primera causa de muerte. Sólo en Estados Unidos fallecen cada año más de 780.000 (2001) personas a causa de los errores cometidos, entre los que destacan las cirugías innecesarias, los errores de medicación, los efectos iatrogénicos de los fármacos y las infecciones que se adquieren en los propios hospitales. Los datos, demoledores, demuestran la tragedia del paradigma médico tradicional.
Cabe añadir que el trabajo aporta además la fría cifra del coste que la iatrogenia tiene para el sistema sanitario norteamericano: ¡282.000 millones de dólares anuales¡




Por eso no está de más intentar disminuir el efecto negativo del tratamiento medicamentoso, sobre todo cuando desnecesario.

Pero no debemos pensar que es obra y gracia de la impericia de algunos médicos o de problemas de formación. No se trata simplemente de mala fé o desdén en el atendimiento de sus pacientes... Se trata justamente de una situación mucho más compleja que solo se puede comprender en su verdadero tamaño si la colocamos dentro de un problema global, que se puede definir en última instancia como "crisis de percepción".

Hablamos de paradigma cartesiano y ahora de crisis de percepción....?
Sin dudas este comentario es plato lleno para escépticos y cientificistas.

Todo cambia en relación al punto de vista!
Los conceptos de salud-enfermedad, de tratamientos naturales o alopáticos, de cura, de síntoma… todos los conceptos se ven adecuados por la forma de pensar de toda una época, de generaciones de científicos así como de personas simples que comparten un conjunto de ideas globales que definen la “actitud correcta” a ser tomada frente a cada circunstancia dentro de una época dada.
Para los esquimales del siglo pasado buena salud es un estado de bienestar propio a su cultura.. Para los chinos salud es otra cosa. Los conceptos de salud de la prehistoria son bien diferentes a los que existían en la Grecia antigua y ni que hablar en relación a las escuelas médicas que sustentan formas de pensar como la medicina basada en evidencias.

Cada momento histórico tuvo una forma preponderante de ver al hombre y de explicar la vida y las cosas.
A medida en que el hombre avanza en su relacionamiento con el medio, más conoce de la realidad que le rodea y antiguas respuestas comienzan a quedar obsoletas. Viejas soluciones dejan de ser eficientes, las antiguas tecnologías dejan de adaptarse a las nuevas necesidades y hasta la ciencia se descubre llena de errores y/o incompleta. Se hace realidad entonces la necesidad de cambios y todo resulta confuso. Surge allí la crisis de la que hablamos; la crisis generalizada; la crisis de percepción.

Aquella forma de ver y de percibir la realidad, de explicarla, las reglas de comportamiento, el marco científico que sustenta toda la filosofía de la época, es lo que se denomina paradigma. Y la crisis de percepción no es más que la crisis del paradigma dominante.

Por eso es que consideramos la posibilidad de desaprender esa forma de ver y de sentir la salud. Creemos y no desde ahora, que es necesario dar respuesta a esa crisis de percepción generada en el envejecimiento y desactualización de ese modelo cartesiano de ver la realidad con un nuevo paradigma o con respuestas apropiadas a la nueva realidad.
Los filósofos y científicos se encargarán de dar forma a ese nuevo paradigma que se sustenta hoy por hoy en la ciencia que más ha avanzado en los últimos años y que va muchos años delante de las otras ciencias: La física.

Nuestro aporte puede ser pequeño pero suma. Podemos y debemos contribuir con la apertura a nuevas ideas y de ser posible comenzar de a poco a “pensar” naturalmente.


  • ¿QUE ES EN ESTE CASO PENSAR NATURAL?

En el día a día, vamos viviendo diversas situaciones casi que automáticamente.
Salimos de la cama, vamos al baño, desayunamos, salimos para el estudio o para el trabajo, o nos disponemos para realizar nuestras tareas diarias...

Muchas de esas acciones son automáticas, son sin pensar… repetimos comportamientos aprendidos sin pensar porque sabemos que es así que se hace y que siempre estuvo bien…
Entonces… ¿para que pensar?

Lo mismo sucede en relación a ciertos pensamientos lógicos que seguimos a raja tabla, sin ponerlos en duda, porque fue así que aprendimos.
Por ejemplo mirar el reloj para controlar el tiempo, comer al mediodía aún sin hambre, sentarnos siempre en el mismo lugar de la mesa o colocar los cambios de marcha en el auto… Cuantas veces viajando de carro o de ómnibus nos damos cuenta que ya estamos en determinado punto del viaje y que ni recordamos el camino ya hecho… viajamos y permanecimos sin prestar atención.

Es evidente ese “no pensar” cuando hablamos de la alimentación.
No es posible generalizar pero muchos comemos sin pensar si lo que comemos es necesario. El asunto es comer, cargar ese combustible. Comemos automáticamente sin meditar lo que de alguna forma oímos o leemos sobre alimentación buena o mala alimentación.
En realidad en todos los aspectos de la vida hacemos eso.

Pensar natural es entonces una de las formas de tomar las riendas de nuestra salud, de ser consientes de que no depende de nadie más que de nosotros mismos y que es en todo caso nuestra decisión.
Una vez que comencemos a pensar natural, estaremos viviendo en salud. Estaremos siendo inteligentes y lógicos con nuestra propia humanidad no solo teniendo salud física sino que teniendo calidad de vida, una vida espiritual sana y vibrante y una evolución conciente.

Pensar Natural es prestar atención, usar el sentido común e salir del automático.
¿Qué es comer….?
¿Para qué comemos…?
¿Qué es tener salud…?
¿Cuál es la forma más fácil para tener salud…?
¿Qué somos…?
¿Quién queremos ser…?

Cuando estamos la semana entera esperando el final de semana para comer “aquel” churrasco de gordura crocante e acabar con el estoque de cerveza; cuando no vemos la hora llegar para entrar en la Heladería y comernos aquel helado completo, lleno de confites de goma y chicles… ¿En qué estamos pensando?

Vamos a dejar claro que no estoy crucificando a nadie por pensar así. No es mi intención menospreciar o condenar porque no tengo ni autoridad para eso ni es esa mi función. Estoy intentando analizar un pensamiento que no nos conduce más que a una satisfacción superficial y a una felicidad ilusoria en contraposición a otra que nos permite tener salud.

Cuando nuestra expectativa es la satisfacción de los sentidos del gusto o del olfato está todo bien. Hagamos eso pero sin comprometer la salud.
Si solo importan gusto y olfato entonces, bien…, el churrasco y el helado sirven.

Pero en esas circunstancias estaremos olvidándonos de quien es que somos en realidad. La verdad es que somos seres humanos, con una vida, con una familia, con necesidades de alimento, de descanso, de diversión y solo vivimos y somos si estamos vivos. Evidente. Y para vivir debemos tener salud y para tenerla debemos ser criteriosos…
Podemos hacer una lista de alimentos y después separar en listas menores, en donde pondríamos por ejemplo: Alimentos necesarios o indispensables, alimentos buenos y sabrosos, alimentos buenos y no sabrosos, alimentos con alto valor nutricional, alimentos ácidos, alimentos de bajo valor nutricional, alimentos de difícil metabolización, alimentos de pésima calidad… Qué cosa más sin gracia… Dirá más de algún lector…
¡Pero ahí está la cuestión!
Si no olvidamos quien es que somos, podremos reconocer que para vivir con salud y felices, debemos alimentarnos bien. Sabrosamente también, claro… Pero ciertas formas de alimentarnos son costumbres hechas y decantadas por generaciones en donde no se pensaba mucho en la calidad de la alimentación. En donde ni teníamos informaciones suficientes y científicas, como hoy, sobre esa calidad de la alimentación.
En fin.

No puedo dejar de ver a mi alrededor y percibirme totalmente sin gracia, porque comer errado y satisfacer el paladar es lo dominante y querer mudar eso para muchos es casi un sacrilegio.
Estoy viendo y oyendo la risa de un conocido cuando hablamos de estas cosas… Porque para él, no hay como un buen churrasco. Y siempre remata la conversa con su frase de impacto… “Igual todos vamos a morir”…
Entonces… ¡Tá!
Pero ese razonamiento no se sustenta en una conversación inteligente y llena de sentido común.
Comer mal es olvidar quien somos en realidad. Es olvidar para que estamos aquí, es no pensar en quien nos ama, es ser necio, es ni siquiera pensar que tenemos un papel a cumplir, un camino a realizar, es vivir o mejor, sobrevivir superficialmente.

Y no solo es comida y bebida.
Tiene que ver con nuestros sentimientos y con la realidad que percibimos. Pensar natural es siempre evitar oír y alimentar al diablito sobre el hombro.
Pensar natural es jamás colocarse en el ombligo del universo.
Es hacer nuestra parte lo mejor posible.
Es aprende a ser parte del todo que nos rodea.
Pensar natural es ser naturalmente inteligente, que es ser inteligente sin tener que usar la inteligencia para un fin que no sea coherente con la harmonía universal. Pero ese es otro tema.

Desde el punto de vista de un naturoterapeuta, pensar natural es comprenderse, es respetarse, es conocerse, sin olvidar nuestras necesidades básicas para vivir en salud.

Mucha luz!
Abrazos a todos.

Daniel Héctor Della Valle Cauci

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