Las personas que consultan a veces se sienten
“invadidos” por el iridólogo y su lupa.
Más
de una vez, llegan a nuestra consulta con una sonriza tímida y los ojos
grandes, pensando que sus secretos serán desvendados fría, cruda y
certeramente, y todo porque alguno de sus conocidos, tal vez quien le invitó a
realizar la iridoscopia que esta presto a realizar, hizo algún comentário sobre
la eficacia de la iridología como por ejemplo: que el iridologo podría saber si
miente con la alimentación, si toma o no toma agua, si esta triste o no lo está
o si guarda alguna pena oculta... o tal vez, algún pecado innombrable...
Claro que como iridologos y delante de esta
situación, reímos condecendientemente. Más en mi caso, que desarrollo mi
trabajo en una región en donde la riqueza de creencias religiosas y sus
antagonismos nos rodean de tabús y de miedos...
No son pocas las veces que, por los motivos antes
mencionados, confunden mi trabajo con una práctica animista trival[1]...
Pero lo interesante es que, aún sonriendo y haciendo
un simpático “misterio” al respecto, sabemos que los iris nos dicen muchas
cosas.
Entre conocedores de la técnica, sabemos que los
iris nos orientan a la búsqueda de determinadas señales para ir confirmando los
estados generales, los menos generales y los particulares que originan la
disfunción o el estado patológico y, no hay nada mejor que partir de una
generalidad bien definida para llegar a la particularidad que en cuestión, sea
o participe de la causa del estado mórbido.
Ya hemos hablado sobre el abordaje iridológico
inicial, de nuestra necesaria búsqueda de señales generales ciertas y de
determinar ese “estado general” en relación con lo emocional y a variábles como
la calidad sanguínea, el estado inmunológico, la salud y balance hepato-renal y
en el estado linfático.
Hoy sentimos la necesidad de avanzar en nuestras
afirmaciones para hablar de las actitudes.
La iridología
y las actitudes
En los diccionarios encontramos como definición de
actitud lo que sigue:
“Modo de proceder o de actuar; comportamento;
procedimiento; manera de manifestar un propósito; reacción o manera de ser en
relación a determinadas personas, objetos, siruaciones, etc., ...”
Creo que no es necesario defender la certeza de todo
lo que define una actitud, en terminos tanto emocionales como físicos, pero, si
hay dudas, podermos esbozar algunos ejemplos bien simples.
A) Aquel
indivíduo que solo quiere obtener lucro y fama, seguramente tendrá una actitud
agresiva en su trabajo y en sus relacionamientos. Y si no tiene esa actitud, se
valdrá de otras artimañas y ardides para ir alcanzando sus objetivos, mas, en
cualquiera de las situaciones vivirá una situación de stress, de conexión
constante con cada circunstancia de su vida, con un enorme desgaste
neurovegetativo simpático, asi como un enorme sobretrabajo renal y hepático
(para mencionar las consecuencias físicas de esa “actitud” en una primera o
media etapa hasta el desencadenamiento del o los estados mórbidos).
B) La
esposa(o) que acostumbra acatar las voluntades de su conyugue, inclusive cuando
ellas son absurdas, prepotentes y dictatoriales, posponiendo una y otra vez sus
propios objetivos, su felicidad, hasta el punto de sentir que ese es su papel
en la vida. ¿Actitud? Autopostergación. No podrá ocultar sintomas como
taquicardía, dolores musculares y articulares, mala digestión y gastritis,
dermatitis y otros problemas de piel, etc., ...
C) El/la
adolocente que se ve sometida a la ausencia paterna y al “chantaaje” materno y
que puede adoptar várias actitudes como: a) evación → otras actitudes;
problemas respiratórios; dependendicas, etc., … b) reveldía → problemas
digestivos, comportamiento, impulsividad, … c) submisión → problemas
digestivos-intestinales; deceo de comer dulces; obecidad, etc., …
Así, podriamos seguir enumerando situaciones,
actidudes y reflejos sintomáticos que, necesariamente nos orientaran a
disfunciones y enfermedades.
En nuestro trabajo de evaluación de la salud y con
una herramienta absolutamente holística como lo es la iridología, no podemos
caer en la pobreza determinista ni en la simplicidad mecanicista, por mencionar
solo dos, de los malos hábitos en el diagnóstico. Tampoco podemos dejarnos
llevar por conclusiones presipitadas... El analisis debe ser integral y para
ser correcto necesita de mucha información.
Si efectuamos el primero de nuestros protocolos de
evaluación iridológica, aquel que nos sugiere analizar círculo por círculo, del
1 al 7, llendo desde las 0 hasta las 12 horas (indicado para iniciantes),
llegaremos a cumplir nuestro objetivo de evaluación, algunas horas después de
comenzar la iridoscopía. Pero si contamos con las informaciones necesárias, el
trabajo minucioso será mucho más direccionado, ganando no solo tiempo, y si
también el confort y la confianza de nuestro cliente.
Hagamos un ejercicio de razocínio. Por ejemplo:
La mala caliad sanguínea es sinónimo inicialmente,
de enfermedad o minimamente de un estado
disfuncional que nos señala una enfermedad funcional. Los origenes de esa mala
calidad sanguínea nos orienta a conocer los organos afectados y, deduciendo el
tiempo de disfunción por el grado de cronicidad y/o toxemía, nos dejarán a la
par de los posibles origenes del o de los problemas de salud que el indivíduo
padece.
Para hacer este ejercicio, usamos fundamentalmente
las viejas y queridas preguntas del curioso... Como? Donde? Cuando? Y … Por
que?
Como? Como
sucede la mala calidad sanguínea.
Donde? Que
organos están involucrados en tal mal funcionamiento; en donde se genera la
enfermedad.
Cuando?
Deducimos la antiguedad de la enfermedad o de la disfunción para reconstruir la
generalidad de forma dinámica.
Por que? …
¿Por que alguien sufre problemas de salud a partir
de una mala calidad sanguínea?
Por culpa del riñon; del hígado; de su pésima
alimentación; del bazo, por un pésimo equilíbrio metabólico...?
Cada una de estas posibilidades nos orientará a un
“por qué” en particular y ese “por qué” determinará en ultima instancia una
actitud; la actitud que el individuo experimenta, que es la que determina las
adaptaciones necesárias para él, para rearmonizarse en relación a su realidad y
a su circunstancia. La actitud en definitivas , a la que hacemos mención.
Ejemplo:
Indivíduo
con cólicos intestinales. Se determina la existencia de divertículos y malos
hábitos alimentários (vários).
En una
primera instancia el “porque”estará en los malos hábitos alimentários: Beber
líquido en las horas de las comidas principales; hablar al comer; no masticar;
comer rápido; no reposar enseguida de comer y dedicarse a tareas de grande
actividad física, etc., ...
Así
podríamos pensar que la actitud dominante es de descuido personal; de respuesta
a una autoestima baja, etc., ...
Pero,
podriamos continuar investigando y encontrar otros motivos, otros “porques”,
por ejemplo en cierta inseguridad laboral, problemas serios de vivienda y/o de
matrimonio, miedos (asendentes sicosomáticos de los problemas intestinais)...
Entonces, la actitud dominante (siempre en el terreno de los ejemplos) podrá
ser de stress generado en inseguridad y miedos, o de una inquietud exacerbada
en la necesidad de demostrar su capacidad de realización
Y que hacer entonces cuando descubrimos precozmente
que los problemas de salud, sean simples, aparentemente graves o insolúbles,
vienen de determinadas actitudes.... ¿Qué hacer cuando la melancolía nos lleva
al auto-abandono? ¿Qué hacer cuando nuestro problema digestivo y de insónio
viene de nuestra incapacidad de “soltar”; de permitir que cada quien crezca y
se realise, ante los problemas de nuestros seres queridos? ¿Qué hacer con
nuetro odio y frustración si no tomamos actitudes saludábles y preferimos la
boca amarga y el mal hálito, los problemas articulares y los problemas
hepato-biliares?
Bueno...para el iridólogo, el abordaje para el
diagnóstico cambia.
La necesidad de observación iridológica disminuye
drasticamente, haciendose menos vaga, menos inespecífica. Nuestro trabajo se
simplifica y será una posibilidad el pasar a invertir más tiempo en determinar
cuales serán las herramientas más apropiadas para tratar el caso. Es decir,
reorientaremos la anamnésis, repreguntaremos, conduziremos a nuestro cliente
hacia los momentos y hasta los hechos traumáticos, con respeto, para reconocer
sus defensas y su sensibilidad; ofreceremos claramente nuestra opinión así como
pediremos la de él, para llegar al
consenso que será el equilíbrio entre lo que consideremos el mejor tratamiento
y aquel que será el tratamiento posíble para el indivíduo.
Nuestra conversación seria, franca e interesada, nos
hará ganar la confianza de nuestro cliente, porque él percibirá que estamos
acercandonos a sus males antiguos; a sus verdaderos dolores, y
fundamentalmente, estaremos derrumbando las barreras que mantiene intactas,
inclusive después de varios intentos médico-terapeuticos, en defensa de “si
mismo”.
Y será así, porque no será él el que se “acusa” y si
nosotros que mostraremos la “situación”, de forma humanizada, dentro del
contexto en la que ella sucedió; mostrando como las marcas pueden ser profundas
aunque inconcientes o modificadas por el pasar de los años y por la cadena de
sucesos a la que diariamente nos vemos enfrentados.
El no necesitará justificarse ni defenderse, ya que
la enfermedad sucede, y así lo comprenderá, en respuesta a las agresiones; surgen
en nosotros mismos y siempre es doloroso tener que “aceptar” la idea de que
somos nosotros mismos los que “creamos” nuestra enfermedad.
Conocer la actitud dominante nos hará preguntar
sobre temas dificiles que casi siempre estan rodeando los problemas originales
o, en algunos casos, son los origenes mismos de la estructuración de sistemas
de defensa y de las “adaptaciones” del organismo.
Casos de iridología y actitudes
Podremos
encontrar vários casos y solo la práctica nos mostrará en los iris, una enorme
cantidad de referencias que se combinan especificamente para ayudarnos a
determinar las actitudes.
Hay dos casos que no admiten equivocaciones y que se
presentan en número más que considerable en la práctica iridológica.
1-
desvitalización-autopostergación
2-
stress-perfeccionismo-autosacrifício
Caso 1
CRONICIDAD GENERAL / DESVITALIZACIÓN –
AUTOPOSTERGACIÓN
La relación
más repetida en nuestro trabajo iridológico
Color Marrón anaranjado, iris aterciopelado, línea
simpática circular con pocas alteraciones en el círculo 4, señales de tensión,
intensa toxemía e acidificaciones en franja o en mancha.
Esta situación es la campeona de las que encontramos
en la consulta. Las quejas son difusas y generales. Generalmente hace años que
viene padeciendo de disturbios, dolores, nevralgías y diferentes estados
animico-emocionales. Suele existir una queja específica que fué la que trajo el
cliente a nuestro consultório, pero casi siempre ella está más relacionada con
la intensidad del síntoma que con la ausencia de otras quejas.
La persona, sea cual sea su explicación o su
justificativa, se pospone; se posterga; deja para atrás las verdaderas
soluciones para evitar conflictos que no quiere, no sabe o no puede enfrentar.
Caso 2
SEDIMENTACIÓN / STRESS - PERFECCIONISMO Y
AUTOSACRIFICIO
Aqui vemos otro caso de actitud determinante.
Sedimentación por disfunción hepática, sin formación
de ácido úrico, multiples señales neuromusculares de tensión (AT y RS),
desequilíbrio neurovegetativo simpático, pérdida de calidad y de oxigenación
sanguínea.
Objetividad, perfeccionismo, autocobranza... parecen
ser el sello de estos individuos.
Se demarca la preocupación por alcanzar sus
objetivos y la rigidez que tuvo que imprimir en su organismo para tener éxito
en sus cometidos.
No hacemos mención alguna a caminos espirituales em
nuestro trabajo, a no ser que se nos pida directamente nuestra opinión.
Daniel
Della Valle
[1] No hacemos mención alguna a
caminos espirituales em nuestro trabajo, a no ser que se nos pida directamente
nuestra opinión.
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